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El Lio Bumerán - Un Blog paraTocar las Pelotas

Murió el perro pero sigue la rabia

Hoy hemos recibido una noticia muy agradable: la muerte de Pinochet. Es evidente que la primera reacción lógica es de alegría, aumentada porque pasase sus últimos tiempos como en la maldición gitana "pleitos tengas y los ganes".

Sin embargo, el regusto es amargo a pesar de todo. Pinochet tomó el poder de forma sangrienta en 1973 y hasta 1990 sembró el terror en su país, asesinando, torturando y asegurando por cualquier medio que no se volviese a poner en peligro el poder de los grandes dueños del país y sus amos extranjeros. Y una vez quedó terminado y rematado su trabajo entregó el poder y se reinstauró la democracia, como se encargarán de subrayar los fachas estos días. En cierta forma, es un proceso similar al que se llevó a cabo en España, donde fueron las cortes franquistas las que iniciaron la transición y dieron paso a la actual democracia.

Pero entonces, ¿de qué democracia hablamos? Los pueblos votan a sus gobernantes y estos ejecutan las órdenes de sus amos. Se limita el acceso a la política con cuotas mínimas para formar un partido, los partidos en su funcionamiento interno realizan un filtrado para que sólo elementos corruptos lleguen a ser elegibles, los medios de comunicación (en manos directa o indirectamente, de la mafia económica) aseguran un estado de opinión propicio a la elección de sus sirvientes, y como último recurso se recurre al soborno o la amenaza.

Pero en algunos casos, como sucedió con Allende o con el Frente Popular, esto no basta y un movimiento logra romper las barreras y democráticamente pone en cuestión el poder mafioso establecido. Así que se recurre al ejército, se asesina a los elementos más activos y capaces del movimiento que sostiene al nuevo gobierno, se aterroriza al resto y cuando se ha conseguido de nuevo el equilibrio mafioso que llaman democracia  se vuelve al juego electoral.

Entonces todos nos alegramos de la muerte del Franco o el Pinochet de turno hasta la próxima, cargando las culpas sobre los perros inmundos que ejecutaron la faena.

Pero olvidamos lo principal: Chile sigue siendo el producto de Pinochet, como la España actual es el país creado por Franco. Sólo acabando con este sistema y restableciendo las esperanzas que un día fueron machacadas por estos matones habremos derrotado al fascismo, que no es sino una forma más del gobierno de la mafia capitalista dueña de nuestros países.

1 comentario

Belén -

Hay mucho chileno que aún debe pedir perdón. Pinochet ya ha muerto, pero aún quedan muchos asesinos sueltos.